La sola intención de intervenir un espacio genera una construcción del campo visual que revaloriza lo original de una forma que no era percibida anteriormente. De esta manera, la entidad paisajística no puede ser considerada únicamente dentro de su dimensión visual, sino también dentro de su dimensión simbólica. El paisaje es lugar, es historia y es esencia por lo que el proceso de evocación metafórica trasciende al aspecto espacio-temporal y alude por completo a la sensibilidad humana.
La percepción del paisaje y de sus elementos guarda una relación distinta conforme las características, el bagaje cultural y estético del observador. Apreciar el paisaje obliga a estar fuera del espacio para lograr admirar lo que se presenta ante la mirada.
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